La ruta comienza en el llamado Casetón de Jasa, el cual se encuentra en la carretera (o, mejor dicho, pista forestal) que une Aísa con la localidad de Jasa, donde actualmente hay obras de mantenimiento. Desde el mismo Casetón o refugio forestal sale una pista en regular estado de conservación en dirección Norte, que asciende por la divisoria aquí denominada Loma de Aísa y que debemos seguir, afrontando algún repecho, hasta que encontremos las marcas del PR-HU-152, que coincide con nuestro camino, marcadas en el suelo. Aquí, con la punta Rasico en frente, debemos girar a la izquierda y seguir el sendero señalizado con las marcas de este PR, estando atentos para no perderlas en algún cruce. Nos adentramos entonces en un bonito bosque de quejigos que nos acompañará hasta que lleguemos, una media hora después, a una pista. El recorrido nos lo amenizarán los cantos de los herrerillos y carboneros y el chillido estridente de algún pito real.
Una vez en la pista, y en dirección Norte (sobre la llamada Loma de Cotín), divisaremos una borda en buen estado hacia la que nos tendremos que dirigir siguiendo la misma y evitando desviarnos. En la propia pista nos encontraremos con la primera fuente (Fuen de Lur), no en muy buen estado, pero de la que suele manar agua todo el año. Una vez situados en la borda, y tras sortear algún que otro pino derrumbado sobre el camino, seguiremos otro sendero (PR-HU-156) en dirección Este que se adentra en un mágico bosque de abetos salpicado por algún haya y álamo. Estos bosques característicos del clima atlántico crecen en nuestros valles en los llamados «pacos», o zonas umbrías localizadas normalmente en las laderas Este, donde la humedad es mayor. La humedad se siente en el ambiente, por lo que los helechos, el acebo, el musgo y muchos tipos de setas crecen en abundancia en este bosque. Algún que otro picapinos, como el llamativo pito negro, estará martilleando un árbol caído, en busca de comida o construyendo su nido.